viernes, 5 de enero de 2007

Felipillo y su guerra contra el narco



Después de una atropellada e incierta toma de protesta, el presidente Felipillo Calderón ha utilizado todo el aparato policíaco para darle, al menos de forma mediática, legitimidad a su gobierno.

Además de anunciar una “populista” - conste que así la calificaba el candidato azul cuando su contraparte amarilla la propuso en campaña- medida de austeridad gubernamental y restaurar el “águila mocha” de Vicente Fox, los noticias más sonadas de los primeros días del gobierno calderonista tienen que ver con el despliegue de millares de tropas militares y federales a combatir de manera “frontal”, pero anunciada con anterioridad, a los cárteles del narco.

El primer anuncio de estos operativos conjuntos, coordinados por el gabinete de seguridad presidencial, se hizo ante los medios de comunicación el 11 de diciembre pasado.

El objetivo del primer operativo “antinarco” fue Michoacán, estado natal de Fecal, donde las ejecuciones entre bandas criminales y hasta apariciones de degollados se convirtieron, en los últimos dos años, en “casos aislados” demasiado frecuentes.

Felipillo instruyó a sus fuerzas del orden a atacar “con todo” el narcotráfico en la región michoacana, pero al parecer se equivocó, sin querer queriendo, en avisar con anterioridad sobre los operativos porque el saldo del amplio despliegue de sardos, afis y demás cuerpos policíacos logró la destrucción más de 500 hectáreas de plantíos de marihuana, captura de algunos tiradores y narcos de poca monta y, claro, una enorme parafernalia montada en torno a las acciones en pro de la seguridad de los mexicanos.

Empero ningún capo fue arrestado durante las innumerables redadas en las olvidadas poblaciones de la sierra de la entidad michoacana. Ellos, seguramente volaron en sus aeronaves privadas a alguna isla u otro lugar seguro cuando se anunció que las tropas iban hacía ese estado.

Y ciertamente volverán a tomar el control de esa entidad, si es que en algún momento lo perdieron, una vez que los helicópteros, buques, tanquetas y vehículos de la Marina, Ejército y PGR se hayan marchado a otra parte.

La primera acción del nuevo año del presidente Calderón fue anunciar otro operativo, y otra vez primero ante los medios, en la fronteriza ciudad de Tijuana, cuna del famoso cartel de los Arellano Félix.

En su discurso, Felipillo -ataviado con un atuendo similar al que usa Fidel, pero sin barba y puro y mucho menos palabras antiyankees- pidió a las fuerzas armadas “no desfallecer” en la lucha, o guerra, contra el narcotráfico y también les advirtió que no sería “una tarea fácil ni será rápida, que tomará mucho tiempo, implicará enormes recursos e, incluso, la pérdida lamentable de vidas humanas”.

Sus palabras, me remitieron de inmediato a los meses posteriores al “atentado terrorista” del 9-11 en Nueva York, cuando Bushito hablaba sobre el inicio de una larga guerra contra un enemigo misterioso y escurridizo que amenazaba la seguridad del preciado american way of life.

La única diferencia es que el number one gringo utilizaba una y otra vez la palabra terrorismo, mientras el “cachorro” mexicano la sustituyó por narcotráfico y crimen organizado.

Después de eso, W invadió, sin autorización de la ONU, Irak y derrocó al infame dictador y ex socio de los gringos en la guerra de los 80s contra Irán, Saddam Hussein: De paso llevó la “democracía” a la antigua Mesopotamia y desató una guerra civil que ha cobrado más victimas en tres años, que las que el recién ahorcado Hussein se aventó en tres décadas al frente del gobierno iraki.

Pero esa, como decía la doñita de la tele, es otra historia.

Lo inquietante de este asunto de los operativos policiales en distintos puntos de México es que, al ser anunciados a la opinión pública con días de anticipación difícilmente serán eficaces y efectivos.

Es tan estupido como avisarle a alguien que te debe dinero, que en dos horas vas a ir a su casa para cobrarle: seguro, cuando llegues por tu plata, el muy desgraciado ya estará a varios kilómetros de su hogar.

El otro problema, quizás mayor, es que esta “guerra contra el narco” puede servir como pretexto para que, como este año, los recursos del erario destinados a la “seguridad pública” se incrementen de forma extraordinaria, mientras el gasto para desarrollo social, educación, combate a la pobreza se reduzca hasta casi desaparecer.

Y cuando Calderón despierte, el narco seguirá ahí, porque mientras exista la demanda, ese lucrativo negocio no parará…

3 comentarios:

El Goncen dijo...

jajajajaja

chingon, chingon!!!

asi como foxilandia tambien fecalandia exite, bueno amigos de free-sa no olviden poner el link de antifecal tambien es este blog, nose preocupen ya lo agrege en los links de la pagina antifecal:

http://antifecal.ya.st

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

¡Sigan actualizando!

El Goncen dijo...

me gustaria publicar en este blog